Voy a hablarte claro.
Después de años en consulta, lo que más me he encontrado (y lo he visto incluso en gente muy cercana, como mi pareja) es que el problema no es saber qué comer.

El problema real es la falta de acompañamiento.

Porque una consulta de 60 minutos no cambia una vida.
Te dan información, sí, pero luego te quedas sola con tus dudas, tus miedos y tus viejos hábitos. Y ahí es cuando vuelves al punto de partida...

Y probablemente lo que necesitas es a alguien a tu lado que te escuche, que te guíe, que te recuerde que un mal día no significa que todo está perdido.
Alguien que te ayude a cambiar hábitos mientras, al mismo tiempo, vas sanando tu relación con la comida.

Eso es lo que quiero darte en este acompañamiento.
No solo pautas, sino presencia y soporte real para que por fin dejes de pelear con tu cuerpo y la comida, y empieces a vivir en paz, porque te lo mereces.